En este trabajo se piensa el diálogo entre las poéticas constelacionales de dos autores argentinos contemporáneos y la laberíntica escritura del brasileño João Guimarães Rosa. Concretamente, ese diálogo se abordará en relación con procedimientos de Grande sertão: veredas (1956) y “O recado do morro” (1956) de Rosa, El vestido rosa (1984) de César Aira, y Momento de simetría (1973) de Arturo Carrera. Además de evidenciar algunas de las vías de conexión entre esos autores, el trabajo se propone la reflexión sobre las maneras en que el corpus seleccionado se relaciona con protocolos y teorías de lectura de lo latinoamericano, singularmente sobre algunas de las diversas implicaciones puestas en juego, tanto por cada una de esas escrituras, como por nuestros abordajes (montajes, remontajes) de esas constelaciones significantes.
Grande Sertão: Veredas (1956) y Pedro Páramo (1955) crean, en la misma instancia que interrumpen, figuraciones totalizadoras del ser y del mundo: así operan sus ficciones. Esa participación encuentra su máxima paradoja en la apropiación que, sobre esas obras, ha ejercido la crítica latinoamericana: como precursoras de obras posteriores o como consolidaciones de una literatura
latinoamericana madura. ¿Esas obras aceptan sin tensiones o resistencias esa filiación? Este trabajo explora estos temas y problemas al menos en tres niveles imbricados y en extrema tensión: la acción, la narración y la transcripción o pasaje al texto.
Este trabajo aborda el cuento firmado por Guimarães Rosa (Primeiras estórias, 1962) en relación con el interés que ese autor manifestó, en momentos decisivos de su producción, por las teorías de la cuarta dimensión. El ensayo intenta articular ese interés con la deriva rosiana de un cosmopolitismo tout court hacia un cosmopolitismo situado, en que la cuestión de la identidad, lejos de borrarse, se robustece con las teorías contemporáneas del espacio-tiempo, a la vez que el texto no se presenta más como la representación de una dada realidad sino como su archivo. Más allá de la comprensión de la historia como un desarrollo unívoco, la escritura estudiada, desde la perspectiva adoptada por el trabajo, postula una temporalidad sin direccionalidad preferente, dependiente siempre de marcos de referencia, lo que impide pensar esa escritura en los términos de una medida de valor universal para los fenómenos culturales.